Barreras y distancias: la orientación educativa ante el reto del coronavirus.

Esta misma semana, en Colectivo Orienta, Jesús Zapatero, Patricia Ajenjo y Ana Murcia reflexionaban sobre algunos retos de la orientación educativa en tiempos de COVID-19. Hoy os traemos dos reflexiones más, las de Juan Carlos de Soroa y Alberto del Mazo, quienes hablan de las barreras, dificultades y también oportunidades que nos ha traído esta crisis difícilmente comparable a nada que hayamos vivido antes.

Ilustración de Lourdes Otero Rodríguez, orientadora educativa y autora del blog https://orientateenperillo.blogspot.com/

 

La orientación educativa al descubierto, por Juan Carlos de Soroa

Una vez pasado el período de shock inicial tras el cierre de los centros educativos por la pandemia del COVID-19 y de las actuaciones de emergencia que desde la orientación educativa se han realizado ante tal escenario, creo que llega el momento de reflexionar sobre algunos aspectos que, a mi entender, han puesto en evidencia la forma de trabajar y las soluciones aportadas por la orientación educativa.

Si muchos de nuestros compañeros docentes se han encontrado con la falta de preparación y de recursos para afrontar la educación desde casa en modalidades de aprendizaje en línea, no menos nos ha ocurrido a los profesionales de la orientación educativa. Si bien mayoritariamente hemos tenido una actitud empática hacia el alumnado mas desfavorecido y con mayores barreras en su educación, las posibilidades de atención e intervención directa con este alumnado está siendo muy limitadas. Sin dudar en ningún momento de la importancia de la atención en persona, se ha visto una carencia significativa de tener previstas y en funcionamiento otras formas de atención mediante el uso de herramientas digitales específicas para la comunicación, el acompañamiento, apoyo y asesoramiento, en la intervención directa en los ámbitos que son propios de la orientación educativa.

En los casos en que sí se han dispuesto recursos y actuaciones con TIC, nos hemos encontrado con las barreras de acceso del alumnado en general, y del alumnado con necesidades educativa en particular, incluyendo entre tales barreras la propia competencia digital (una de las competencias educativas básicas) que, como ocurre con otras competencias, exigimos y damos por hecho, pero no se enseñan de forma directa e intencional a lo largo de todo el proceso educativo del estudiante.

Los planes de acción tutorial están también en confinamiento. A pesar de la existencia de diversos programas en formato digital para el desarrollo de aspectos importantes del desarrollo de la personalidad de los estudiantes, en especial los sociales y emocionales o del desarrollo del pensamiento crítico, tales recursos apenas se encuentran implementados en la labor tutorial ni se están planteando alternativas para mantener el espacio de la tutoría lectiva en la distancia. Y precisamente son estos aspectos los que de manera más crucial se deberían de estar trabajando con los estudiantes en estos momentos tan complicados que están poniendo en entredicho tanto su propio crecimiento personal como sus perspectivas de futuro.

Lo mismo podríamos decir de la orientación académica y profesional. Más tarde que pronto vamos a superar esta grave crisis mundial y podremos continuar con nuestros proyectos de vida, quizás en un mundo y una sociedad distintas. Que los estudiantes puedan seguir mirando al futuro y proyectando sus sueños y ambiciones se me antoja como otro objetivo fundamental, ahora mas que nunca. Pero modelos de orientación profesional obsoletos impiden que la orientación educativa pueda afrontar de forma adecuada este reto.

El próximo curso será un gran desafío para la educación en nuestro país a nivel general, y para la orientación educativa en particular. Habrá que readaptar programaciones didácticas, objetivos educativos, contenidos, formas de evaluar. Compensar el daño que la pandemia ha originado en el desarrollo educativo de nuestros estudiantes. La orientación educativa tiene que velar en primer lugar para que ninguno de ellos se quede atrás, por limitar o eliminar las barreras para una auténtica educación inclusiva que, si bien ya existían antes, se han acrecentado, o al menos hecho mas visibles, con la situación que nos esta tocando tocado vivir. Pero también tendrá que revisar todas sus limitaciones y errores, dejar atrás formas de trabajar que han demostrado sus carencias y crear nuevas formas de actuación más acordes con la una sociedad del siglo XXI que si ya en sí era “líquida” va a ser todavía mucho mas incierta en los próximos tiempos.

 

Juan Carlos de Soroa,

orientador educativo en IES Arenas de San Pedro (Ávila)

http://jcsoroa.blogspot.com.es

 

Viñeta de Héctor Palazón Oliver, orientador educativo y autor de machinitos.es

 

Una orientación educativa a distancia, pero nunca distante, por Alberto del Mazo

Son tiempos inciertos en los que la resiliencia consiste en saber convivir con la incertidumbre que nos genera el coronavirus y ser capaz de improvisar respuestas, con seriedad y profesionalidad. Por ello, más que en centrarnos en las herramientas TIC sobre las que ya hablamos en otros artículos (De Soroa et al. 2019; Del Mazo Fuente, 2020), desde esta reflexión propongo que cualquier planteamiento de una «orientación educativa a distancia forzosa» no se olvide de ciertas ideas como las siguientes:

• La orientación educativa a distancia a través de medios telemáticos requiere de una inversión de tiempo para el desarrollo de competencias digitales, a través de la formación y la autoformación. Nos ofrece retos porque si cambiamos el medio a través del que orientamos, debemos adaptarnos a nuevos lenguajes y formas de comunicar e interactuar. Sin embargo, nos ofrece oportunidades que, incluso cuando volvamos a nuestros centros, podemos aprovechar. Por ejemplo, el orientador Víctor Cuevas plantea en su blog que podríamos ahorrar tiempos de largas reuniones de coordinación presenciales utilizando sistemas de videoconferencia grupal.
• En la orientación para el apoyo al Plan de Acción Tutorial, debemos tener en cuenta que lo central en una situación como esta no son los aprendizajes académicos, sino la salud mental y equilibrio socioemocional de toda la comunidad educativa. Nuestra tarea consiste en acompañar y cuidar a estudiantes, familias y profesorado, mostrándonos accesibles y cercanos, ofreciendo orientaciones útiles en momentos complicados, ayudando a establecer formas de comunicación.
• En la orientación para el apoyo a los procesos de enseñanza y aprendizaje, nuestro primer reto es acompañar a los estudiantes en el desarrollo y puesta en práctica de habilidades metacognitivas y técnicas de trabajo y autogestión del propio aprendizaje. La autorregulación de los aprendizajes es una de las claves para aprovechar o no aprovechar estas semanas en casa. Por otro lado, es hora de mostrarnos como lo que, por nuestro perfil profesional, también somos o debemos ser, especialistas para el asesoramiento psicopedagógico a docentes: nos encontramos con una oportunidad educativa para conectar con la realidad a través de tareas que impliquen un aprendizaje significativo
• La orientación académica y profesional se convierte, con la distancia, en gran medida en auto-orientación, pero también aquí desempeñamos un papel crucial seleccionando recursos útiles para que los estudiantes puedan construir su proyecto de vida profesional a través del autoconocimiento, el acceso a información relevante y contrastada y un proceso de toma de decisiones, paso a paso, en el que los estudiantes pueden solicitar nuestro asesoramiento.
• Nuestro mayor reto como orientadoras y orientadores es seguramente la INCLUSIÓN con mayúsculas o, dicho de otro modo, contribuir a que nadie se quede atrás en estas semanas. Asegurarnos de que toda la comunidad educativa está bien y poner medios para vencer posibles brechas como la digital y asegurar la accesibilidad.
• Aunque la crisis haga que muchas veces pongamos el foco en la incorporación de las TIC, no olvidemos que nuestra tarea fundamental sigue siendo ORIENTAR, ahora más que nunca, y que nuestro perfil profesional es necesario en la medida en que mantengamos unos principios rigurosos y criterios básicos, sin excedernos tampoco de nuestras funciones. Pongo dos ejemplos. Hace pocos días, el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid denunció a una página web de coaching que ofrecía atención psicológica clínica, en principio gratuita, ante el estrés postraumático, la ansiedad, la depresión… a pesar de que la mayoría de las personas voluntarias de la página no eran psicólogas ni psicólogos colegiados; desde la orientación educativa, estos días tenemos por delante una importante labor de acompañamiento, educación para la salud, educación emocional… pero siempre desde un enfoque de intervención psicopedagógica. Por otro lado, el segundo ejemplo tiene que ver con que no podemos ser fuente de desinformación ante esta crisis. Es lamentable que en algunos grupos de WhatsApp o Telegram formados por orientadoras y orientadores algunas personas estén difundiendo falsas noticias o bulos – las famosas fake news -… De esta crisis, nuestra profesión puede salir reforzada o tremendamente dañada, dependiendo del papel que desempeñemos.
• Por último, solamente quiero añadir que la orientación educativa en red, compartir con otras orientadoras y orientadores nuestras dudas y posibles soluciones, se muestra como más necesaria que nunca para no perder el norte, proporcionándonos un kit de supervivencia a través de redes profesionales virtuales. Hoy, más que nunca, resulta fundamental el apoyo como colectivo.

 

Alberto del Mazo

Orientador educativo en Comunidad de Madrid

http://queduquequeducuando.blogspot.com/