Todos somos vulnerables, todos somos necesarios.

La orientadora Mábel Villaescusa comparte con los lectores y lectoras de Colectivo Orienta sus reflexiones sobre inclusión educativa en tiempos de COVID-19. Un tiempo en el que todas las personas somos vulnerables y podemos encontrar barreras.

Dibujo de Lourdes Otero, orientadora educativa. Marzo 2020

Un nuevo contexto donde todos somos vulnerables.

15 de marzo de 2020, al mismo tiempo que se decreta el estado de alarma, nos invade un estado de incredulidad y se agolpan las preguntas ¿Qué está pasando? ¿es cierto? ¿cómo voy a saber qué hacer en esta situación en la que nunca antes nos habíamos encontrado? y muchas más que se resumen en… y ahora ¿qué?

En ese momento inicial, intentamos comprender el nuevo contexto en el vamos a tener que permanecer sin saber hasta cuándo. Y nos damos cuenta de que ahora, todos somos vulnerables y nos limitan nuevas barreras. La barrera más evidente es física, no podemos salir de casa, no tenemos libertad de movimientos para ir por donde queramos. Además, nos vemos limitados por una barrera sensorial, la que impide que podamos tocar a otras personas, abrazarlas o besarlas. A estas, se le suma la barrera cognitiva que surge de nuestro desconcierto, aunque nos lo explican de mil maneras, no encajamos bien qué es lo que está pasando, sentimos la incertidumbre sobre lo que puede pasar, cuánto durará, qué va a pasar mañana… no podemos anticipar, como habíamos hecho hasta ahora, no comprendemos la situación. Y esa sensación de desasosiego activa las barreras emocionales, este nuevo contexto nos produce miedo, nos sentimos extraños en nuestra propia casa y no nos sentimos ni seguros, ni protegidos.

Ahora, lo adaptativo y funcional es lavarse las manos repetidamente, no tocar nada sin guantes, usar mascarilla, no salir de casa por miedo a contagiarte… estamos comprobando en nuestras propias carnes que lo que es normal depende del contexto y que, si cambiase el contexto, las barreras desaparecerían. Una lección muy dura, pero que, sin duda, nos está enseñando mucho. La inclusión tanto en el ámbito educativo como social requiere un ejercicio de empatía colectivo, ponernos en la piel de otras personas para las que el contexto está lleno de límites, ahora tenemos la ocasión de entenderlos un poco mejor.

Es momento de reflexionar, de pensar que si nosotros, personas sin discapacidad y con capacidad para comprender el mundo, estamos desconcertados, ¿cómo estarán viviendo está situación otras personas para las que el mundo ya era complejo? Las personas que ya eran vulnerables antes del COVID-19, ahora lo son mucho más. Las familias que sufren violencia de género, están confinadas junto a su agresor sin posibilidad de escapar. Las familias sin recursos para las que esta crisis va a aumentar la brecha social. El alumnado que no cuenta con internet en casa o con apoyo familiar para las tareas escolares se va a ver en mayor desventaja el día que volvamos a clase. Son muchas las situaciones que considerar antes de lanzarnos a dar una respuesta homogénea, la diversidad de situaciones requiere diversidad de propuestas. Y nos hemos puesto las pilas rápidamente.

Y ahora, ¿qué? Es tiempo de iniciativas.

Las iniciativas se multiplican por redes sociales, nunca antes habíamos cargado el móvil tantas veces al día. Las primeras iniciativas se han dirigido a cubrir una de las necesidades básicas, que tiene mucho que ver con lo que llamamos accesibilidad emocional, la necesidad de pertenencia, somos tribu, y ahora somos conscientes de que pertenecemos a un barrio, a un vecindario. Aparecieron los primeros hashtags, junto con #yomequedoencasa aparece #desdemiventana para colorear con arcoíris nuestros primeros días de aislamiento, las ventantas se convierten en el lugar de encuentro con todo tipo de iniciativas y hasta un “programa de confinamiento”.

Alba Morera Bataller, 16 años. Valencia.

El profesorado encuentra el término medio entre “este curso ya está perdido” y “el alumnado debe seguir el mismo horario que tenía en la escuela”. Frente a la crisis del coronavirus, Fernando Trujillo aboga por el sentido común y este otro artículo, recoge las voces de varios profesores y profesoras que nos recuerdan que “mandar deberes no es enseñar” y que hay que cuidar ahora, especialmente, que “nadie se quede atrás”. No olvidemos que no todo nuestro alumnado tiene equipo informático, acceso a internet o apoyo para las tareas en casa. De ahí la idea de Antonio Márquez comparte tu wifi.

El Ministerio se organiza para poner a disposición recursos para el aprendizaje en línea, las Comunidades Autónomas también hacen lo propio. La televisión pública lanza “aprendemos en casa”. Pero nos vamos dando cuenta, según pasan los días, que es importante seguir conectado a lo académico, pero que nuestro currículum ha cambiado sus prioridades.

Es momento de…

 Es momento de aprendizajes funcionales, como nos recomendaban en este mensaje en clave de humor.

Consejos para la prevención del coronavirus, vía Antonio Márquez

 

Es momento de ser solidarios, las iniciativas no hacen más que crecer, como esta para ayudar a nuestros vecinos en algunas tareas, que se ha generalizado tanto como podéis leer aquí o aquí en frena la curva. Puedes también enviar “cartas con alma” a las personas hospitalizadas. Son solo unos pocos ejemplos. Ejemplos que nos hacen sentir que somos útiles, que todos podemos ofrecer apoyo.

Es momento de compartir nuestras habilidades y ser creativos, ahora es un buen momento para ayudar a los demás, para descubrir qué se nos da bien a nosotros y a quienes tenemos cerca.

 

Es momento de enseñar a nuestro alumnado a no creer todo lo que nos cuentan, a saber distinguir los buenos consejos de los bulos que se difunden, muchas veces, con la mejor de las intenciones. Reenviar solo los mensajes de fuentes oficiales y contrastadas, por ejemplo, es un buen consejo ;-).

Es momento de acompañar a nuestro alumnado y a sus familias, de preguntarles cómo están y qué necesitan. Esta cuarentena está afectando mucho más a algunas familias, las más vulnerables. Algunas páginas nos dan información sobre cómo asesorar a las familias con personas con trastorno del espectro autista y este reportaje es imprescindible para entender su situación. Desde las asociaciones también nos explican las necesidades de las personas con discapacidad:

Es momento de ser agradecidos y aplicar, más que nunca, la pedagogía del cuidado. Agradecer en nuestra cita diaria –a las 20:00 horas, en ventanas y balcones– a los que nos cuidan. Es momento de cuidar y cuidarnos.

Es momento de ocuparnos de nosotros y de nuestro entorno, mantener un estilo de vida saludable y organizar y ordenar nuestros espacios vitales.

Es momento de contar con una red de apoyo, una red social con la que nos sintamos acompañados, ya sea desde las ventanas o desde nuestros móviles.

Dibujo de la orientadora Lourdes Otero Rodríguez, marzo de 2020

Todos somos vulnerables en estos momentos, pero todos somos necesarios. Juntos #TodoVaASalirBien

Mábel Villaescusa Alejo

Orientadora Educativa

Directora del CEFIRE específico de educación inclusiva.

Valencia.